Hay cuestiones que nos plantea la vida que nos pueden parecer injustas e inmerecidas, como que mi equipo favorito perdió un partido o un final,
o que un compañero ha ascendido en el trabajo y yo me lo merecía más, en fin, podríamos
hacer una lista interminable de situación injustas e inmerecidas.
Sin embargo esas cuestiones ni son injustas y muy probablemente
tampoco inmerecidas. Lo injusto e inmerecido es por lo que pasan millones de
mujeres en el mundo que no es otra cosa que el cáncer de mama.
Seguramente se podrá hacer extensible a cualquier otro tipo
de cáncer, pero hoy toca apoyar a aquellas mujeres que han luchado, están
luchando, y lucharan por vencer esa enfermedad que nos arranca de nuestro lado cada
día a miles de mujeres.
Hoy el mundo es más rosa, hoy en el planeta se habla de
datos, afectados, perdidas y esperanzas, pero necesitamos más, necesitamos que
todos los días sean rosas, no es una cuestión de mujeres, es una cuestión de
personas y como persona no te puedes quedar al margen.
Reflexiona y a tu memoria vendrán todas aquellas mujeres que
conoces y que han sido castigadas con el esta enfermedad, muchas lo han
superado, otras no, pero todas son heroínas.
Personalmente, como todos vosotros, he sufrido de forma
cercana el dolor de esta enfermedad y su cara más cruel, algunas veces la vida sonrió,
otras la lagrimas y la sensación de vacío, pena y rabia se mezclaban en una
sensación difícil de describir, en cualquier caso pude aprender que la fuerza
no es un músculo, que el amor es un antídoto, que la comprensión es infinita,
que la aceptación es una acto de generosidad y que su ejemplo de amor,
compresión, y aceptación, ha sido un aprendizaje para mí y para muchas más
personas.
Sólo quiero expresar mí apoyo, cariño y amor por tod@s vosotr@s, gracias, muchas gracias por vuestra lección, siempre estaréis en mi las que marchasteis y las que seguís aquí luchando viviendo y dando ejemplo a todos.
Vuestra lucha y sacrificio un ejemplo.