viernes, agosto 23, 2019

Carta a mi madre

Madre permíteme que te llame por tu nombre, Ana, ¡que bonito nombre tienes!

Siempre me enamoraste, y no lo digo con los ojos de hijo, lo digo con el corazón, con ese corazón tuyo que partías en trocitos para dar tu amor a aquellos que lo querían.

Ayer te fuiste de viaje, me decías que tus hermanas te llamaban y yo pensé que no te irías, que aún tenías muchas cosas que hacer aquí, pero no te pude retener, decidiste que era el momento, me dejaste triste porque yo te quiero a mi lado, pero me enseñaste que el egoísmo no era bueno.

Una vez leí a Mafalda, y decía “que compartir es morir un poco” pues es verdad, muero un poco de tener que compartirte con las estrellas, aunque pueda mirarlas cada noche, las veo muy lejos.

Madre, cuantas cosas nos hemos dicho estos días, y cuantas más me gustaría decirte, pero ya no es posible aunque sé que las sabes, hablábamos sin mediar palabra, nos mirábamos y sentíamos lo que pensábamos, yo me hacia el despistado y tú me decías que te ibas a marchar y no te quería escuchar.

Ana te quiero, gracias por darme la vida por enseñarme a compartir, a pensar en los demás, a dar sin esperar a recibir, gracias por tus enseñanzas que orgulloso trasmitiré a mis hijos, gracias por sentirte orgullosa de mi, pero que sepas que yo me siento mucho más de ti!

Ana te fuiste cuidando de todos y preocupada por todos cuando nosotros éramos los que debíamos pensar en ti.

Ana buen viaje y ahora que estarás con tus hermanos saca esa sonrisa que hacía brillar tus ojos azules.

Madre, te quiero.